La Organización Mundial de la Salud (OMS), levantó la declaración de emergencia del Zika, al ya no considerarse como una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional. Aunque parecieran ser buenas noticias, esta decisión refleja cómo es que el virus ha pasado de ser un suceso alarmante a una amenaza permanente para la salud humana, uniéndose a la lista del VIH, TB/XDR, ébola, fiebre hemorrágica de Marburgo y dengue, entre otras enfermedades letales que se han esparcido en tiempo récord.

El incremento de la gravedad de la enfermedad ha sido notable. Documentado por primera vez hace 70 añoso, el Zika era considerado inofensivo. El 80% de los infectados no demostraban síntomas físicos. Esto cambió rápidamente durante en el transcurso del año pasado cuando aparecieron los primeros casos de microcefalia y el síndrome de Guillain-Barre.

El Zika se propagó a 75 países en 18 meses, de entre los cuales, 28 han reportado casos de microcefalia –la deformación severa del cerebro causada por la infección viral en el feto-. 19 han sido casos del síndrome Giulllain-Barre –un tipo de parálisis que ha afectado a los adultos-. La OMS espera todavía un incremento de infecciones sin poder predecir el porcentaje de incidencia. El Zika ha entrado a una fase que requiere un mecanismo de respuesta a largo plazo y constantes recursos.

El profundo misterio que rodea al Zika es la razón por la cual científicos y médicos de la OMS removieron el status de emergencia. Hasta el momento no existe un tratamiento, cura, vacuna o diagnóstico in-útero que sea confiable. “El Zika no es controlable”, declaró Tom Frieden, Director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCPEEU).

Los centros de salud a nivel mundial se han comprometido con todo para reducir la propagación del Zika. Nunca antes tantas organizaciones y gobiernos han trabajado tan rápido para generar una vacuna, la cual todavía debe esperar 10 años para comprobar su eficacia. Después de grandes debates, la administración de Obama aprobó 1.1 mil millones de dólares para fondear la batalla contra el Zika, y de esta cifra, al menos 400 millones de dólares estará destinado a crear vacunas y exámenes efectivos para el diagnóstico.

Debido a que no existe un diagnóstico específico ni herramientas especializadas para detectar el Zika, la mejor manera de protegernos es usando métodos repelentes contra el mosquito Aedes Aegypti.

Aedes Aegypti, el mosquito de la fiebre amarilla, también propaga el dengue, chikungunya, malaria, fiebre amarilla, entre otras enfermedades que, reunidas, afectan alrededor de 200 millones de personas cada año.

Un aliado contra este mosquito es el pesticida orgánico, poderoso, efectivo y no tóxico. El Nim ha evolucionado de la medicina tradicional para convertirse ahora en una alternativa efectiva para el cuidado de los cultivos reduciendo el nacimiento de mosquitos. Al provocar en el mosquito acciones anti-alimentarias, anti-ovicidas, anti-larvicidas y, en general, suprimiendo la fecundidad en los mosquitos, el Nim, regula el crecimiento de éste atacando además  600 diferentes especies, incluyendo el Aedes Aegypti. Esta alternativa, además, rara vez genera resistencia.

Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts, mostró que el polvo de las semillas secas molidas del Nim, roseado sobre las larvas de mosquito, disminuyeron un 49% los mosquitos hembra. Tal como lo muestra el estudio, el ataque a la fase de larva, resulta más efectivo en costo beneficio y con un mínimo impacto ambiental.

Totalmente biodegradable, eficiente y efectivo en costo beneficio, los pesticidas orgánicos, como el Nim, son una solución valiosa para los efectos de salud pública.