“Necesitamos reconstruir el pilar de la economía brasileña y fortalecer nuestro entorno de negocios.”
– Presidente de Brasil Michel Temer, 12 de Mayo de 2016 -?
A pasado poco menos de una semana en Brasil desde que Dilma Rousseff fue suspendida de su cargo y el Presidente Interino Michel Temer ya reunió a los principales expertos en negocios y finanzas para encabezar las instituciones políticas del país. Este nuevo equipo de líderes de industria, no sólo señala la prometedora partida de las políticas frívolas del partido izquierdista de Rousseff, Partido de los Trabajadores (PT), sino que además tiene la experiencia necesaria impulsar la confianza y restaurar el crecimiento de la economía más grande de America Latina.
En su primera movida como presidente, Temer nombró a Henrique Meirelles como su ministro de finanzas para enfrentar algunos de los desafíos económicos más urgentes de Brasil. Como antiguo director del Banco Central durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, Meirelles supervisó la política monetaria durante uno de los auges económicos más importantes en la historia del país. Empezó su término como ministro de finanzas proponiendo una enmienda constitucional que le otorgaría autonomía en la toma de decisiones al Banco Central para eliminar la intervención gubernamental en la creación de políticas fiscales. Los economistas alrededor del mundo están ya aplaudiendo esta estrategia. Con este nombramiento, la disciplina fiscal se está convirtiendo rápidamente en la consigna de este periodo.
Nuevo liderazgo de Brasil (de izquierda a derecha): Henrique Meirelles, Maria Silvia Bastos, Michel Temer, Ilan Goldfajn y Pedro Parente.
De igual manera, Temer nominó al economista del MIT, Ilan Goldfajn, como el próximo líder del Banco Central brasileño como medida adicional para incrementar la confianza del inversionista. Actualmente fungiendo como el economista principal para el banco más grande en el sector privado de Brasil, Itaú Unibanco, Goldfajn ya ha tenido experiencia en esta postura gubernamental durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso. Famoso por su contribución al Plan Real de Brasil que logró dominar la hiperinflación de los años 90, tiene invaluable experiencia como consultor en política fiscal para el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización de las Naciones Unidas.
Fuente: Wall Street (2016)
Otras nominaciones en los últimos días incluyen a Maria Silvia Bastos Marques para la dirección del Banco de Desarrollo Brasileño (BNDES) y Pedro Parente a la cabeza del la empresa estatal de petróleo Petrobras.
La tendencia es sorprendentemente clara, eliminar a cualquier miembro del Partido de los Trabajadores responsables por el reciente decaimiento económico del gobierno y sustituirlos por expertos de industria que poseen el conocimiento, el respeto y la experiencia para guiar al país hacia un impresionante crecimiento a largo plazo.
¿Qué significa esto para Brasil?
Estamos muy entusiasmados al ver que el nuevo gobierno ha reconocido la necesidad de una serie de reformas que le darán un giro derechista a la política brasileña. El regreso a una política monetaria responsable, favorecida por las tendencias centro-derechistas y la experiencia del sector privado en el nuevo gabinete de Temer, permitirá a Brasil recuperarse y realizar su enorme potencial. Con una postura del Banco Central suficientemente estricta, la tendencia inflacionaria se invertirá, el gobierno registrará un superávit primario y el Real, inevitablemente, se fortalecerá. Estas políticas también habilitarán a la creciente clase media de Brasil a resurgir como impulsor clave de la demanda del consumo en el país. Todos estos factores darán fruto en un momento ideal para beneficiarnos a todos como co-inversionistas en nuestros proyectos mientras avanzamos hacia la productividad.
Considerando la incertidumbre que prevaleció durante el segundo mandato de Rousseff, es fácil olvidar que por casi dos décadas Brasil no sólo ha mantenido su sistema democrático, sino también logró estabilidad macro económica, redujo la pobreza, la desigualdad y el desempleo, consiguió obtener credibilidad en los ojos de las economías desarrolladas y se volvió un modelo a seguir para las democracias emergentes no sólo en América Latina, sino también en África y Asia. Hay desafíos por enfrentar, pero este es un tiempo de transición política que será el catalizador necesario para seguir con el cambio positivo y desarrollo en Brasil.